Tal como lo expresé en un post anterior, que titulé La perseverancia es recompensada, se obtienen resultados casi instantáneos cuando se busca anhelosamente aquello que percibimos que existe, aún sin tener una prueba fehaciente. Hoy me aconteció algo muy grato: haciendo uso del primer día de mis dos semanas de vacaciones, me acerqué nuevamente al Archivo Regional de la Araucanía, en busca de información sobre mi bisabuelo José de la Cruz Acuña Urrutia, residente en el entonces pueblo de Victoria, desde la penúltima década del siglo diecinueve.
Con la ayuda de don Rómulo Salas, funcionario de sala del Archivo, quien me señaló que recientemente se habían incorporado a la colección los Registros de Instrumentos Públicos, de Propiedad y otros, de la Notaría y Conservador de Bienes Raíces de la ciudad de Traiguén, pude hallar la inscripción del título de dominio sobre un sitio en el pueblo de Victoria, que mi bisabuelo recibió en el año 1889. Fue una tremenda alegría, pues aquella información confirmó mi idea de que mi querido ancestro poseía al menos un inmueble en aquella localidad, en la que residía con su familia desde aproximadamente el año 1885, cuando nació su hija María Mercedes. El inmueble lo vendió en el año 1893, por lo que deberé investigar en el Conservador de Bienes Raíces de la actual ciudad de Victoria lo acontecido con mi bisabuelo desde el año 1894 - época de creación de la nombrada repartición - y hasta el año 1903, aproximadamente, en el que mi ancestro recibió la hijuela en la Colonia Nuevo Transvaal de Gorbea.
Será necesario la revisión de las escrituras de "Donación" y de la compraventa para hallar más indicios sobre la vida de mi bisabuelo José de La Cruz en Victoria, los que ya han comenzado a aparecer: definitivamente "La perseverancia es recompensada".
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