domingo, 7 de septiembre de 2008

Dirección: Sur; distancia: 45 kilómetros; época: 100 años atrás


¡Qué experiencia! Viajar sólo cuarenta y cinco kilómetros hacia el Sur de Temuco, y adentrarse de improviso en una época pretérita.

Cuando el Inspector de Colonización realizó el censo del año 1908 en la Colonia Nuevo Transvaal de Gorbea, antigua Provincia de Valdivia (hoy Provincia de Cautín, Región de La Araucanía), encontró a la familia Acuña Navarrete residiendo en la hijuela que el Fisco de Chile le había entregado en noviembre del año 1903. Lo que el gobierno del país esperaba de los colonos era que éstos hicieran adelantos en las tierras que se les entregaban en concesión, para que de esta manera demostraran el sincero interés en el progreso de la zona a colonizar. Cumplido el requisito de cinco años de residencia en el lugar, tener construida una casa en la que habitaran, cerrar el perímetro del inmueble, plantar y cultivar la tierra, se les entregaba el título definitivo. En el mencionado informe del Inspector, mi bisabuelo poseía en uno de los dos lotes que conformaban su hijuela de 80 hectáreas, aparentemente en la de diez hectáreas, una casa de madera con techo del mismo material y tres colmenas. El mismo informe divulga que mi bisabuelo estaba en posesión de dos bueyes (seguramente, los que el Gobierno le entregaba a cada colono), una vaca, un ternero y un caballo. En la tierra para cultivo poseía plantaciones de trigo, avena, arvejas y papas.

El jueves 28 de agosto de 2008 descubrí en la Notaría y Conservador de Bienes Raíces de Pitrufquén un título de dominio sobre un sitio que el Gobierno le concedió a mi bisabuelo en el año 1907, en el pueblo de Gorbea.


Con ese previo conocimiento de que mi bisabuelo paterno y su familia habían residido en la zona de Gorbea a comienzos del siglo veinte, el sábado seis de Septiembre, acompañado de mi esposa y mi hija mayor, me dirigí hacia esa localidad a fin de poder sentir esos aires del pasado, y la posibilidad de encontrar el sitio que había pertenecido a mi ancestro, ubicándolo mediante los linderos señalados en el título de dominio, del que obtuve una copia legalizada.

El frontis de la estación ferroviaria de Gorbea, por calle Cochrane
(la mencionada como "calle sin nombre" en el título de dominio)


La "Estación del ferrocarril", desde el Este

Mi reloj digital con brújula me orientó hacia los puntos cardinales, pero tuve que alejarme más hacia el Este de la estación ferroviaria para poder tener una idea más exacta del lugar en que estuvo la propiedad señalada en el título de dominio. De esta manera pude darme cuenta del que, creo, era el "sitio número diez i seis de la manzana número veintiuno". En la fotografía siguiente se aprecia que en la ubicación existe una multicancha deportiva techada. Tras averiguar con un lugareño que pasaba por allí, me enteré que se trata de la Sede Comunitaria del pueblo, y que unos metros más al Norte, por la calle Cochrane, está el Centro Cultural en el que se puede consultar sobre la historia de la Comuna de Gorbea. Lamentablemente se atiende al público sólo desde el día lunes hasta el viernes.

Sede Comunitaria, desde el Este (la línea férrea)

Sede Comunitaria desde el Oeste, calle Cochrane (la "calle sin nombre")

Pude observar que no existe un cartel o anuncio sobre el destino de la construcción, por que comenté a mi esposa: "Debería llamarse 'Centro Comunitario José Acuña Urrutia', en honor a mi bisabuelo, el primer dueño del sitio y uno de los primeros habitantes de la zona. A lo mejor le escribo al alcalde proponiéndole el asunto".

En el siguiente video se podrá apreciar el contexto general del lugar.


Al regresar a Temuco pude meditar en cuanto a la tremenda importancia que había tenido el ferrocarril en la incorporación de La Araucanía al resto de la República, el cual, por muchos años, fue el medio más importante de comunicación y de comercio con el resto del país.

Mucho del tramo carretero va paralelo a la antigua vía férrea al Sur, por lo que desde la ventana del bus pude observar también lo que queda de las viejas estaciones ferroviarias de Quepe y Metrenco, ésta última citada en una impresión de tinta, estampada con un timbre en el cuaderno que perteneció a mi abuelo, reliquia que conservo en mi poder. Tendré que visitar ese lugar en que mi antepasado trabajó, en su primera época en la Empresa de Ferrocarriles, lo que dará motivo para escribir en el futuro un nuevo post.

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