Desde el miércoles 15 de octubre de 2008 estoy prestando servicio voluntario como Director de un Centro de Historia Familiar de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en la ciudad de Temuco. Ya tenía experiencia previa en la búsqueda de infomación relacionada con la historia de mi familia, lo que me ha permitido motivar y ayudar a otras personas que desean conocer sus orígenes. Ahora, al prestar servicio en un Centro de Historia Familiar, puedo ayudar con más y mejores medios a los interesados en sus ancestros, ya que desde aquel lugar es posible acceder a fuentes de consulta que no existen en otro lugar, como por ejemplo a microfilms que contienen lo registros de muchos millones de personas ya fallecidas. La gran utilidad de este medio analógico (la microfilmación) está siendo reemplazado por una base de datos de imágenes digitales y por el trabajo de indexación que están realizando voluntarios de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y voluntarios no miembros de aquella organización religiosa, que tienen interés en la genealogía y en la historia familiar. Mediante la indexación se están convirtiendo aquellos datos que aparecen en los documentos originales fotografiados a imágenes digitales, a los que se podrá acceder en el futuro próximo a través de una base de datos de acceso público a través de internet, creada en el proceso de indexación. Mientras aquello se está produciendo, es posible acceder aún, en un Centro de Historia Familiar, a la información mediante el método de visualizar las imágenes con una tradicional máquina lectora de microfilms.
El creador de este blog en la oficina del Centro de Historia Familiar de calle Los Pioneros 1745, en Temuco
Revisando, por pura curiosidad, el contenido de varios microfilms que contienen información del Registro Civil de Temuco desde el año 1886 hasta el año 1901, encontré abundante información histórica relacionada con los acontecimientos de nacimientos, matrimonios y defunciones inscritos en aquella primitiva oficina gubernamental de la ciudad, como por ejemplo, que los acontecimientos antes mencionados acaecidos entre las localidades de Lautaro - por el Norte - hasta Freire - por el Sur- se registraban en Temuco, por ser la única oficina existente para esos efectos. Los fallecimientos se producían principalmente por enfermedades infecciosas pulmonares y gástricas, por ahogamientos en los cauces de ríos y canales, y por crueles asesinatos de colonos chilenos y extranjeros a manos de bandidos. En el año 1890 se produjo una plaga de viruela que causó el fallecimiento de muchos niños, adolescentes y hasta adultos; estando lás páginas del registro de defunciones llenas de inscripciones de muertes causadas por esa enfermedad infecciosa. La causa de la muerte de una persona era a veces descrita de una manera que ahora pareciera poco profesional o sin conocimiento del correcto nombre técnico o científico, y hasta jocoso. Así hay muertes "de vómito", "fiebre", "de diarrea", "calentura", "de pasmo", "acuchillado", "de ataque cerebral", "se ignora", "a bala", "de empacho", etc.
Así es como llegué a las defunciones acaecidas en el mes de octubre el año 1891, y para mi sorpresa, por mi más absoluto desconocimiento, descubrí que el día seis de octubre de aquel año había fallecido en la ciudad de Temuco una tía bisabuela mía, doña Rosalía Aguilera Marchan, una hija de mis tatarabuelos Frutos Aguilera y Rosario Marchan, todos originarios de la ciudad de Bulnes. Los Aguilera son mis antepasados por línea de mi abuela paterna, a quienes pude encontrar gracias a la labor de don Raúl González Allende (Q.E.P.D.), creador y el entonces responsable del Museo Municipal de Bulnes. Este dato es una confirmación de la gran corriente migratoria de chilenos naturales de la Provincia de Ñuble que vinieron como colonos a probar suerte a la Araucanía, verdaderamente incorporada al resto de Chile mediante la construcción de la vía férrea que atravesó bosques y ríos de esta región. Esta tía abuela, al fallecer, ya era viuda de don Pedro Lillo Marchan, natural de Chillán, inscribiendo la defunción un hijo de ellos llamado Juan Misael Lillo, de 30 años de edad, de oficio comerciante, residente en la ciudad de Temuco.
Este descubrimiento "accidental" me provoca, más ansias aún de saber acerca de mis antepasados, a lo que me ayudará los servicios que provee gratuitamente el Centro de Historia Familiar a usuarios miembros y no mienbros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Actualización: 12 de diciembre de 2008
La revisión de la inscripción de la defunción de mi tía bisabuela Rosalía Aguilera Marchan me hizo buscar en un microfilm con información de defunciones inscritas en el Registro Civil de Temuco, anteriores al año 1891, para encontrar la constancia del fallecimiento en la zona del marido de doña Rosalía, don Pedro Lillo. Efectivamente, al revisar el índice de inscripciones del año 1890, hallé que don Pedro José Lillo también había fallecido en Temuco, de una pulmonía. Inscribió la defunción su hijo don Juan Misael Lillo, el que señaló que su padre era comerciante, domiciliado en calle A. Varas número 7 de la ciudad de Temuco.
De seguro que deben haber descendientes del matrimonio Lillo Aguilera, además de Juan Misael ,o, al menos, posibles descendientes de éste en la zona.
Gracias a la microfilmación efectuada hace un par de décadas atrás, he podido acceder a estos antecedentes que me permiten ir creando una visión general de lo acontecido a integrantes de la familia Aguilera, al salir de su terruño ancestral en la Provincia de Ñuble, y ser partícipes de la colonización de Araucanía desde fines del siglo diecinueve.
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