Siete meses después de haber visitado por primera vez la ciudad de Bulnes, junto a mi hermano regresé allí para conocer personalmente a don Raúl González Allende, historiador de esa comuna y persona responsable del Museo Municipal, local que habíamos encontrado cerrado en esa primera incursión a la tierra de nuestros antepasados. El sábado 23 de agosto de 2008, un día nublado y fresco, llegamos cerca de mediodía, aunque nuestra cita con don Raúl González era para las tres de la tarde, y nos dirijimos en búsqueda de un monolito en el que se recuerda a ciudadanos de la localidad que participaron en la Guerra del Pacífico, entre los años 1879 y 1884. El monolito en cuestión no lo encontramos en la Plaza de Armas, como pensábamos. Preguntando a funcionarios municipales que trabajaban en los jardines de la plaza, nos enteramos que ese monumento estaba emplazado en frente de una plazoleta en honor a don Arturo Prat Chacón, héroe de la marina chilena, la que se halla en el comienzo de la calle que tiene su nombre, junto a la estación de ferrocarriles. Recordamos que en la primera ocasión que visitamos Bulnes habíamos estado esa plazoleta, pero no nos habíamos percatado del monolito que estaba en frente de ella, al otro lado de la misma calle. El interés de encontrar el monumento era por el hecho de que en él está el nombre de don Pedro Aguilera Utreras, un lejano pariente que actuó en el conflicto armado contra la alianza peruano-boliviana, y, más tarde, en la Revolución de 1891, en las fuerzas militares favorables al presidente José Manuel Balmaceda. Luego de tomar fotografías al lugar, nos encaminamos a la cercana estación del ferrocarril. Allí había un lugareño que, desde la puerta de la oficina del movilizador, conversaba con un funcionario ferroviario. Le saludé y le pregunté por la antigüedad de la estación, a lo que me respondió que él tenía 50 años de edad y desde que tiene memoria recuerda que ese ha sido el único edificio de la estación ferroviaria que ha conocido. Le comenté que estábamos de visita en la ciudad por motivos de investigación histórica referente a nuestra familia, y que teníamos una cita con el encargado del museo, el que resultó ser conocido de ese lugareño. Pareciera ser que a don Raúl González lo conoce todo Bulnes...
Como faltaba un par de horas para el encuentro, nos encaminamos por la calle Carlos Palacios, principal arteria comercial de la pequeña ciudad que debe su nombre a un distinguido vecino que nació allí hacia fines del siglo diecinueve y que llegó a ser el ministro más joven que ha tenido un presidente de Chile. Allí encontramos un buen restaurante en donde almorzamos. Terminado el plato, consistente en un "lomo a lo pobre" (carne de vacuno con abundante acompañamiento de papas fritas, cebolla picada cocida al vapor, y dos huevos fritos), y ya siendo las tres de la tarde, fuimos al Museo, pero aún no había llegado nuestro anfitrión quien se encontraba en una cabalgata denominada "Por los caminos de O'Higgins", en conmemoración del natalicio de unos de los padres de la patria chilena.
Nos dedicamos a recorrer calles aledañas, haciendo tiempo antes del esperado encuentro, cuando comenzó de improviso a caer una inesperada lluvia. Nos guarecimos apegados al muro de una antigua casa, hasta que amainó la precipitación, seguido de lo cual, y siendo las 15:30 horas, nos encaminamos rápidamente hacia la calle Manuel Bulnes número 525, casi esquina con la Plaza de Armas, sitio en el que está el Museo Municipal. En la puerta ya nos esperaba don Raúl González. Un fuerte apretón de manos y las presentaciones del caso fueron las primeras acciones desarrolladas, luego de lo cual nos invitó a entrar a la casa, que no pudimos conocer en el mes de enero de 2008. Nos mostró sus proyectos de investigación histórica, su trabajo de documentación, y antecedentes relacionados con mis antepasados, que ya tenía preparados para exponernos. Con inmensa alegría recibí de él cuadros genealógicos de las familias Aguilera y Lagos, los que confeccionó en base a una laboriosa búsqueda en los archivos de la parroquia de Bulnes, y otros antecedentes recopilados en la parroquia "San Bartolomé" de la ciudad de Chillán, capital de la provincia de Ñuble, a unos 27 kilómetros hacia el Norte de Bulnes.
La visita a la ciudad no podía estar completa sin haber podido conocer a un descendiente directo de don Pedro Aguilera Utreras. Para ello don Raúl González nos llevó hasta el hogar del nieto de ese soldado de la Guerra del Pacífico, don Pedro Alejandrino Hernández Aguilera, un anciano de 76 años de edad. Fue una tremenda emoción y un honor el poder ser recibidos. También conocimos a su esposa, la distinguida señora María Ignacia Cisternas Medel, y al hijo de ambos, don Pedro Antonio Hernández Cisternas. Fue impactante ver una de las características físicas de estos descendientes que llevan la sangre de las familia Aguilera, característica que se ha repetido en mi padre, tíos y tíos abuelos: el color celeste de los ojos.
Después fuimos a dejar a don Raúl González a su hogar, para que descansara de un largo día de labores, nos despedimos calurosamente de él, esperando poder reencontrarnos ojalá en un futuro no tan lejano.
Así fue como al fin pudimos conocer a don Raúl González Allende, un hombre con un inmenso corazón, abierto para ayudar a las personas que, como yo, amamos a nuestras familias y buscamos en la historia datos que nos indiquen quiénes fueron aquellos ancestros y qué hicieron mientras vivieron en esta vida... y así, también, al fin pudimos visitar el Museo Municipal de la ciudad de Bulnes abierto en un día sábado, pero sólo para nosotros.
Como faltaba un par de horas para el encuentro, nos encaminamos por la calle Carlos Palacios, principal arteria comercial de la pequeña ciudad que debe su nombre a un distinguido vecino que nació allí hacia fines del siglo diecinueve y que llegó a ser el ministro más joven que ha tenido un presidente de Chile. Allí encontramos un buen restaurante en donde almorzamos. Terminado el plato, consistente en un "lomo a lo pobre" (carne de vacuno con abundante acompañamiento de papas fritas, cebolla picada cocida al vapor, y dos huevos fritos), y ya siendo las tres de la tarde, fuimos al Museo, pero aún no había llegado nuestro anfitrión quien se encontraba en una cabalgata denominada "Por los caminos de O'Higgins", en conmemoración del natalicio de unos de los padres de la patria chilena.
Nos dedicamos a recorrer calles aledañas, haciendo tiempo antes del esperado encuentro, cuando comenzó de improviso a caer una inesperada lluvia. Nos guarecimos apegados al muro de una antigua casa, hasta que amainó la precipitación, seguido de lo cual, y siendo las 15:30 horas, nos encaminamos rápidamente hacia la calle Manuel Bulnes número 525, casi esquina con la Plaza de Armas, sitio en el que está el Museo Municipal. En la puerta ya nos esperaba don Raúl González. Un fuerte apretón de manos y las presentaciones del caso fueron las primeras acciones desarrolladas, luego de lo cual nos invitó a entrar a la casa, que no pudimos conocer en el mes de enero de 2008. Nos mostró sus proyectos de investigación histórica, su trabajo de documentación, y antecedentes relacionados con mis antepasados, que ya tenía preparados para exponernos. Con inmensa alegría recibí de él cuadros genealógicos de las familias Aguilera y Lagos, los que confeccionó en base a una laboriosa búsqueda en los archivos de la parroquia de Bulnes, y otros antecedentes recopilados en la parroquia "San Bartolomé" de la ciudad de Chillán, capital de la provincia de Ñuble, a unos 27 kilómetros hacia el Norte de Bulnes.
La visita a la ciudad no podía estar completa sin haber podido conocer a un descendiente directo de don Pedro Aguilera Utreras. Para ello don Raúl González nos llevó hasta el hogar del nieto de ese soldado de la Guerra del Pacífico, don Pedro Alejandrino Hernández Aguilera, un anciano de 76 años de edad. Fue una tremenda emoción y un honor el poder ser recibidos. También conocimos a su esposa, la distinguida señora María Ignacia Cisternas Medel, y al hijo de ambos, don Pedro Antonio Hernández Cisternas. Fue impactante ver una de las características físicas de estos descendientes que llevan la sangre de las familia Aguilera, característica que se ha repetido en mi padre, tíos y tíos abuelos: el color celeste de los ojos.
Después fuimos a dejar a don Raúl González a su hogar, para que descansara de un largo día de labores, nos despedimos calurosamente de él, esperando poder reencontrarnos ojalá en un futuro no tan lejano.
Así fue como al fin pudimos conocer a don Raúl González Allende, un hombre con un inmenso corazón, abierto para ayudar a las personas que, como yo, amamos a nuestras familias y buscamos en la historia datos que nos indiquen quiénes fueron aquellos ancestros y qué hicieron mientras vivieron en esta vida... y así, también, al fin pudimos visitar el Museo Municipal de la ciudad de Bulnes abierto en un día sábado, pero sólo para nosotros.
2 comentarios:
Hola Omar,
Soy Alfonso Olivari, nieto de Victoria Marisio. Quiero agradecerte por este hermoso blog. La Toya fue una persona maravillosa de la cual me siento muy orgulloso.
Gracias.
Alfonso.
Agradezco mucho tu comentario, Alfonso. Preservar la historia familiar es el mayor tesoro que podemos guardar y compartir.
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