jueves, 14 de febrero de 2008

Un museo cerrado, pero un corazón abierto...

Vista de mi hermano y yo, frente al Museo Municipal de Bulnes (cerrado).
Mapa que muestra la ubicación de la ciudad de Bulnes.

Haciendo uso de mis vacaciones, visité junto con mi hja menor, a mi hermano, a quien le había señalado que yo tenía gran interés en visitar la pequeña ciudad de Bulnes, en la Provincia de Ñuble, Región del Bío Bío. Esa zona de mi país es el lugar de origen de una rama de mis ascendientes, y particularmente Bulnes era el lugar en que nació mi abuela materna en el año 1894, y era el domicilio de mis bisabuelos. Así es como el día sábado 26 de enero de 2008, tras poco más de una hora de viaje abordo del automóvil de mi hermano, por la ruta Concepción-Florida-Quillón-Bulnes, llegamos a esa localidad. Al llegar a la plaza de armas, nos fotografiamos frente a una antigua casona tradicional de esa región del país, la que tiene pilares de madera que sostienen el techo que cubre el corredor frontal. Comenzando desde allí, hicimos un recorrido por algunas de las calles, observando que hacia el lado Oriente se haya el sector más antiguo de la ciudad: construcciones con murallas de adobe y techo de tejas, y polvorientas calles de tierra, secas por el calor del verano. En el sector de la Estación de Ferrocarriles bajamos del automóvil, y recorrimos caminando las vías y el andén, desde el que, a principios del siglo veinte, mis antepasados se embarcaron un día en un tren y emigraron hacia el Sur para nunca más volver, dejando sus huesos en La Araucanía, y más allá... Seguidamente, regresamos a la zona céntrica y nos desplazamos por la calle Carlos Condell, en la que se encontraba el domicilio de mis bisabuelos, como consta en la inscripción de nacimiento de mi abuela, aunque por no ser indicada en ella la numeración, no pudimos tener certeza de la real ubicación de la que fue, hacia fines del siglo diecinueve, la casa habitación de ellos. Preguntando a un lugareño obtuvimos la indicación del lugar en el que se encontraba el Museo Municipal. Llegamos al lugar, pero éste se encontraba cerrado y no existía un aviso del horario de atención. Defraudados recorrimos otras calles, visitamos el sector en el que se encuentra la antigua Notaría y Conservador de Bienes Raíces, y luego nos dirijimos hacia la carretera en busca de la pequeña localidad de Rucapequén, la que visitamos también, para posteriormente proseguir hacia la ciudad de Chillán, capital provincial, en donde terminó nuestro viaje en busca de las "vibraciones" genealógicas.

Bulnes: respirando aires genealógicos.

Días después, ya de regreso en mi hogar, y no contento con mi fallida visita al Museo Municipal, mediante el buscador Google encontré el sitio web de la Ilustre Municipalidad de Bulnes. En él aparecía la dirección de correo electrónico del encargado del museo, y, no perdiendo el tiempo, le escribí contándole mi pena por lo ocurrido, señalándole mi intención de descubrir información histórica y genealógica acerca de mis ancestros. Para mi sorpresa, el correo me fue devuelto por el equipo servidor del sistema, al parecer por no existir ya la dirección de correo electrónico. No me dí por vencido. Reenvié el mensaje a la Alcaldía, recibiendo al día siguiente una nota de la secretaria del Alcalde de Bulnes, en la que me señala que el mensaje le sería entregado al encargado del museo. Así fue, por que al otro día revisé mi casilla de correo electrónico y encontré un mensaje del señor Raúl González Allende, el encargado del museo, en el que me explicaba el motivo por el cual no se atendía los días sábado. Y aquí viene lo más espectacular: me señala que él prestaba ayuda a personas que quisieran construir sus árboles genealógicos, y que, además, tenía acceso a los archivos de la Parroquia y del Registro Civil, y me ofrece de su ayuda para buscar datos de mis antepasados. Rápidamente le respondí, haciéndole algunas consultas y enviándole la mayor cantidad de datos de que yo disponía sobre el nacimiento de mi abuela. Dos días después me llega otro email confirmándome la información que yo disponía, y ¡aún más!, por que me proporciona los nombres completos de mis bisabuelos, la fecha de su matrimonio y los nombres de mis tatarabuelos. Lo más extraordinario es lo que me señala en sus propias palabras, cuando me explica de dónde extraía la información que estaba compartiendo conmigo: "además tengo las partidas de matrimonio originales de sus antepasados, ya que años atrás la iglesia - la Parroquia de Bulnes - botó cualquier cantidad de papeles, que por fortuna fueron recogidos por mí y son de mi propiedad. Todo ésto será enviado como Ud. quiere, además podría entregarle los originales a Ud. para que los conserve en su familia, con el compromiso de cuidarlos y protegerlos como hueso santo. Todo ésto le servirá para su proyecto Bicentenario -los 200 años de Chile- que quiere entregar a su familia." Dos días después, y tras haberle agradecido todo lo que estaba haciendo para cooperar con mi historia familiar, recibí otro mensaje en el que me cuenta que "...las cosas van fluyendo bastante bien. Le contaré que su bisabuela era costurera. Como le conté, era hija de Agustín Lagos y de María Aguilera. Se casaron en Bulnes el 28 septiembre de 1854 (partida de matrimonio que tengo en mi poder). Ellos vienen siendo tatarabuelos maternos suyos. Agustín Lagos, a su vez, era hijo de Juan de Dios Lagos y de María Fuentealba, que vendrían siendo sus tataratataraabuelos maternos paternos. Los padres de la esposa de don Agustín fueron José María Aguilera y María Concepcion Díaz, todos pertenecían a la Parroquia de Larque, o sea, su familia Aguilera, como la mía, 'los González', y otras pocas familias, pertenecemos a las familias fundadoras de la ciudad de Bulnes."

De todo ésto tuve informado a mi hermano, que, cuando supo del "rescate" de documentos originales que don Raúl González había realizado hacía unos cinco años atrás, desde la basura de la Parroquia, expresó "si lo tuviera frente a mí, ¡lo abrazaría!". No tuve más que expresarle a mi hermano el que habíamos encontrado un museo cerrado, pero el "corazón abierto" de un hombre dispuesto a ayudar a un desconocido como yo.

Gracias a este evento muy poco frecuente, he podido acceder a información que, por variadas circunstancias, siempre se mantuvo oculta; por ello, he aprendido que en investigación histórica y genealógica nunca se debe perder la esperanza, por que en algún momento y tras años de investigación "saltará la liebre", como bien lo expresa el dicho popular, como una recompensa Divina al buscador paciente y verdaderamente interesado en la familia y sus miembros que ya han partido de este mundo.

Tras haber tenido una conversación telefónica con don Raúl González, en estos días me encuentro a la espera de la llegada hasta mi hogar de un sobre, que contiene todos los documentos originales con la información de mis ancestros, que se me remitirá a través de Correos desde la ciudad de Bulnes.