viernes, 5 de febrero de 2010

Crear, crear, crear

Es edificante y placentero el crear y organizar. Es denigrante el destruir y desorganizar.
El diccionario de la lengua española "Espasa-Calpe" define, entre otros significados, al verbo crear como "Realizar algo partiendo de las propias capacidades", o "Idear, construir". Yo no creo en eso de "crear o producir desde la nada", pues para producir un producto que no existe, ya están los elementos básicos o materiales "sin organizar" o materia prima. "La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma" declara la "Ley de la conservación de la materia", principio enunciado por el científico francés Antoine Laurent Lavoisier (1743-1794). Aún las ideas de algo no tangible están conformadas por elementos que ya están presentes, que han quedado "archivadas" en nuestra memoria y listas para aparecer cuando creamos.

Una frase atribuida al poeta cubano José Martí implica este deseo intrínseco del ser humano de crear: "Un hombre, para ser completo, ha de plantar un arbol, tener un hijo y escribir un libro". Si así fuera, yo estaría casi completo: he plantado, he tenido hijos y estoy escribiendo un libro. Pero me doy cuenta que eso no es todo, pues entre cada uno de esos pasos de la vida hay una infinidad de oportunidades de crear y organizar. ¿No será que uno de los propósitos de la vida humana es crear y experimentar la organización, y que la falta de creación (no de creatividad) es lo que conduce a la degradación y destrucción?

Mi hija mayor me envió un email con un link a un mensaje en vídeo que se haya en YouTube. Las palabras de ese mensaje tocaron profundamente mi corazón y las acepto como absolutamente verdaderas, y las comparto con ustedes.

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