lunes, 27 de abril de 2009

Levantando la vista y limpiando el interior

He descubierto, tras levantar un poco más la vista, algo que se puede aplicar a la vida interior de una persona, aún de mi mismo.

Hasta hace poco, el salir de mi trabajo y alcanzar a efectuar algunos trámites y necesarias compras en el supermercado, antes de regresar a casa y encerrarme en ella, había sido una tradicional costumbre mía. En este ya tradicional trayecto desde mi trabajo, y hasta el lugar en el que subo al transporte público, no hacía más que recorrer las calles del centro de mi ciudad observando horizontalmente y en sólo cierto ángulo vertical de la panorámica: desde el suelo y hasta las vitrinas de los locales comerciales y unas pocas veces los anuncios publicitarios que requieren que el cuello se incline hacia atrás más de veinte grados o que la vista se lleve más allá de nuestra tradicional costrumbre. Un día me 'animé' a mirar qué había más arriba, desde el segundo piso de las edificaciones y aún más allá, y ... ¡oh!, ¡sorpresa!, un "nuevo mundo" apareció ante mis ojos. La verdad es que lo que hay más allá ha estado allí por mucho tiempo, pero lo "tradicional" o lo que es "normal" realizar me había quitado la oportunidad de ver detalles y otros elementos pertenecientes a la arquitectura urbana, especialmente en las edificaciones más antiguas. Tras los letreros luminosos y de los de publicidad estática están las verdaderas fachadas de los edificios, ocultos por la parafernalia que nos invita a acercarnos a la tienda y a comprar. Descuidados muros, estucos derruidos, modernos recubrimientos desprendidos; ventanas que alguna vez permitieron observar la calle desde lo alto, pero que ahora muestran desorden hacia el interior, etc., o sea, tras la "fachada" o "cáscara" o "imagen" o "apariencia" existe otra versión de las cosas, ¿o la real?.

Meditando en cuanto a este 'descubrimiento' recordé algo relacionado con estas apariencias en la propia conducta humana: "... limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia."; "... sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad." (Mateo 23:25-28). Esta tendencia humana a enmascarar, maquillar u ocultar lo que es feo, en vez de reestructurar, deshacerse definitivamente de lo corromopido e inútil es muy antigua, y es propia del conformismo y de procurar 'economizar' o hacer el mínimo esfuerzo antes de efectuar un más doloroso cambio. Ya no me refiero a lo tangible, material o físico, si no que a la transformación en un ser viviente "mejor". Creo firmemente que éste es el mensaje del Evangelio, no cambiar la apariencia externa de la persona o una manera mentirosa de actuar, si no que efectuar un cambio interno que, en forma consecuente, produce cambios externos.

Si el ser humano ha sido tradicionalmente formado desde su infancia o el entorno cercano, con elementos que le hacen preocuparse principalmente de lo que debe aparentar y no de lo que debe ser, se transforma en "pura cáscara", sin contenido valioso.Pero ésto se puede revertir. Cuando un inversionista adquiere un inmueble que es viejo pero al que vale la pena conservarlo, por que es hermoso o representa algo importante, debe efectuar un financiamiento acorde con su preservación y hacerlo un lugar atractivo. En estos casos el costo inicial es alto y, probablemente, la recuperación de la inversión es a largo plazo, aunque con contínua amortización con los ingresos de dinero. Me imagino que es lo mismo con una persona, y éste es el deseo del Creador hacia nosotros: nuestra transformación hacia una clase de ser superior o perfeccionado, abandonando modos o posturas falsas o malignas, básicas, degradantes o hasta animalescas. Nos invita a usar nuestras emociones para ser positivamente proactivos y constructivos y no malignamente reactivos.

'Levantar la vista', hacernos una instrospección (comparándonos con el Modelo), evaluar si somos duraderamente felices con nuestra tradicional y reactiva manera de ser, y luego limpiar ese interior de nuestro 'vaso', realizando una fuerte inversión (a veces dolorosa) debe ser el proceso a seguir. El resultado será la amortización de una parte de la cuantiosa deuda que hemos creado en nuestro paso por esta vida, lo que da paz y energía para seguir el duro camino de ganar experiencia en esta nuestra existencia terrenal. Si hacemos esos cambios, el resto de la deuda ya está pagada, no nos será cobrado y estaremos libres del justo castigo que se aplicará al estafador.

¡YO LO HE PROBADO, LO HE DISFRUTADO, Y LO VUELVO A DISFRUTAR CUANDO ME EVALÚO Y HAGO CORRECCIONES EN MI VIDA!

1 comentario:

Lynn dijo...

Me parece que lo que escribes es muy cierto. Tambien he tomado la costumbre de "mirar más allá", comenzando por los edificios de nuestra ciudad. Hay algunos muy descuidados, sucios o incluso abandonados. Sin embargo hay otros que bajo toda la "basura comercial" esconden un pasado (no muy lejano) que cuenta de otras épocas. Por ejemplo, siempre busco si los edificios antiguos tienen los años de su construcción...Qué sorpresas me he llevado! 1906, 1912,etc.
Esta reflexión se puede aplicar también al lado espiritual...Qué cosas más ciertas expones!